En los últimos días estamos viviendo una situación atípica a lo que estamos acostumbrados. Colegios, institutos, universidades, comercios locales y bares cerrados. El teletrabajo se ha impuesto y con eso tanto los desplazamientos por trabajo como los desplazamientos rutinarios o de ocio se han disminuido considerablemente por el estado de alarma en el que se encuentra España. Todas estas circunstancias, como era de esperar, afectan directamente a la demanda eléctrica, pero ¿qué ventajas medioambientales nos está dando esta situación?
Desde que se decretara el estado de emergencia el pasado sábado 14 de marzo en todo el territorio español la demanda eléctrica del domingo 15 comparada con la del domingo 8 muestra un claro descenso del 5%. Sin embargo, entre las 13h y las 15h el consumo nacional de la península fue ligeramente superior, tal y como se muestra en la gráfica.
A pesar de estos datos, también resulta interesante analizar el consumo energético del primer día laborable después de haber decretado el estado de alarma.
Al igual que el domingo, la bajada del consumo fue de un 5% de media y el consumo de entre las 7h y las 11h ha descendido por hora, de media, en más de 3.500 Mwh, es decir, tres centrales y media de las que disponemos en nuestro sistema. Además, la meteorología también es un factor a tener en cuenta debido al descenso de las temperaturas.
Con todo esto es muy probable que a medida que pasen los días la situación cambie. La paralización de más industrias, reducción del transporte público y nuevas situaciones meteorológicas cambiarán las rutinas de los consumidores.
Pero no todo iban a ser malas noticias. La paralización de las ciudades está significando un descenso que jamás se hubiera pensado del tráfico y de la actividad comercial e industrial de todas las regiones, esto ha supuesto que los índices de contaminación atmosférica proporcionados arrojen datos bastante buenos.
En la capital madrileña las estaciones de medición de la calidad del aire han marcado bajos niveles de nitrógeno y ozono, pues el tráfico descendió un 15,4% y los satélites muestran el descenso del dióxido de nitrógeno en el norte de Italia.
